Testimonio femenino a cerca del amor, el embarazo, el parto, la maternidad, la crianza
Amor, embarazo, crianza
Me llevo las manos a la cabeza cuando me doy cuenta de cuánto tiempo ha pasado desde que publiqué mi última nota en este blog.
2018…
¿Qué ha pasado de bueno en todo este tiempo…?
Tras mucho esfuerzo, y vicisitudes, en agosto de 2020, consigo publicar Lo que nadie me dijo sobre la maternidad (y el sexo) con Caligrama Editorial.
Un texto inevitable para una persona como yo, que soy de las que va apuntando en una libreta cosas, algunas que se me ocurren y otras que me pasan, ideas para componer historias, personajes crueles, títulos para capítulos, desahogos vitales, frases lapidarias, sentencias iluminadas, líneas graciosas, diálogos ocurrentes, pensamientos recurrentes, detalles fugaces, párrafos vacíos…
¡Os podéis imaginar cuando me quedé embarazada! Mi mente no paraba quieta, impresionada por la nueva realidad que me sometía sin mucha voluntad por mi parte…
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Una mañana incierta, cuando mis dos hijas ya andaban solas, me sorprendí intentando recordar una anécdota de la que ya no tengo ni la más pálida idea y ahí es cuándo me di cuenta de que tenía que transcribir todo lo que me venía sucediendo desde hacía tres años: para que no se me olvidase a mí y para que no se le olvidase a nadie.
¿Esta amnesia coletiva es lo que venía sucediendo desde tiempos inmemoriales, generación tras generación?
¿Es esto lo que ha estado pasando, que a las madres se nos olvida?
Se pueden olvidar los detalles y las fechas pero el grosso de las emociones, la sensación general que se te queda, ¿eso se olvida? ¿o se suprime?
«Durante mis embarazos, y todo lo que ha venido después, me he ido encontrando con una serie de realidades cuyo desconocimiento me ha dejado perpleja. Cuestiones íntimas pero profundas que no daba crédito a que a mi madre se le hubiera olvidado comentar. Disculpo a mi pobre madre, que tiene la memoria volátil, pero lo que no me explico es que hoy en día, en la sociedad de la información, esta no me haya llegado por otros caminos: el cine, la omnipresente tele, internet, los clásicos libros, la antigua radio o algún comentario en el baño del súper… Pero nada, existe un silencio tácito creado alrededor de temas fundamentales del entorno femenino —no solo sobre la maternidad y la crianza—.» Así da comienzo el texto de Lo que nadie me dijo sobre la maternidad (y el sexo).
Isabella ingresó por primera vez en la «guardería» en verano de 2018, a punto de cumplir los dos años. Metí a las dos niñas en horario de mañana, comida incluida, en Can Musson, una granja-escuela orgánica situada muy cerca de Santa Eulalia del Río (Ibiza), isla a ala que me escapé ese julio de 2018 y de este modo recuperé las mañanas en mi vida. Para tranquilizar mi sentimiento de culpa me repetía a mi misma que las niñas estaban bien, en el mejor sitio que podía haber encontrado, insertadas en la naturaleza, rodeadas de plantas y animales, relacionándose con niños de distintas nacionalidades, comiendo un menú vegetariano, local, de temporada, orgánico… Aun así, la mayoría de los días me quedaba en una de las mesas de las que dispone el restaurante de la granja para poder ir a espiarlas sin que me vieran, y ahí comencé a escribir Lo que nadie me dijo sobre la maternidad (y el sexo).
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En la primera sentada me puse a recopilar el material que venía acumulando en mis libretas, lo primero que hice fue visitar un texto que comencé al nacer mi hija mayor en 2015: «Todo lo que me gustaría que supiese mi hija antes de ser madre» donde le hablaba de mis sentimientos y emociones, fue un texto de un folio pero ¡todo suma!. Tras recopilar las notas escritas, las de voz y los whatsapps desperados a las 3 de la mañana, desarrollé una esctructura muy simple, prácticamente de trabajo de colegio, en la que me basé en la cronología natural del proceso que vivía: gestación, parto, posparto, lactancia, crianza…
Pero derepente, el texto me pidió que fuese más atrás todavía:
¿Cuándo se debería tener hijos? Cuando se quiera.
Si se quiere, ¿cómo se produce la gestación? Através de la concepción.
¿Para que la concepción se dé, qué hace falta? Un encuentro sexual.
¿Antes del sexo, qué es lo ideal? El amor.
Y más profundo:
¿Tener o no tener hijos?, ¿Dejar de trabajar?, ¿Parto o cesárea?, ¿Epidural o a pelo?, ¿Aguantar en familia o sobrevivir el divorcio?
Y me puse a desarrollar los temas, tipo comentario de texto, a ver cuántas páginas podían salir de esto…
Una vez que empecé no podía parar, la información me surgía a borbotones, un tema llamaba a otro, ¿cómo voy a hablar de tener hijos sin hablar de trabajar, dejar de trabajar o cambiar de trabajo?, ¿qué pasa con las mujeres que abandonan de manera voluntaria (o no) el panorama laboral remunerado?, y de la ¿separación madre-hijo?, ¿hablamos de periné, episotomia, kegel?, tantos y tantos pequeños detalles: gestión del llano, chupetes, pezoneras, cuarentena, sexo en el embarazo, frustración, autoengaño, culpa, caca, culo, pedo, pis…
En mayo de 2019 había terminado el texto.
La verdad es que me había sentado bastante bien escribirlo, algo de catarsis en la experiencia, mi angustia vital parecía contenida (soportada y limitada) en esas líneas, o por lo menos, durante un tiempo, porque poco a poco, las cosas cambian, sobretodo en torno a los niños que crecen por minutos, sus cuerpos se transforman, sus percepciones se amplían, su manera de expresanse se expande y con ellos el mundo que los rodea, y nosotros, lo padres, vamos detrás… La educación de los hijos y la relación entre padres e hijos es un tema inagotable.
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Parece que escribir un libro es una cosa complicada, que lo es porque requiere mucha tenacidad y disciplina, pero es mucho más difícil conseguir que te lo publiquen.
Para abrir la caja de Pandora de la edición tradicional hay dos caminos, entrar de la mano de un agente, o llamar directamente a las puertas de una editorial. Ambas opciones son igual de difíciles. Yo me suelo dirigir a ambos a la vez: agentes y editoriales.
Con el manuscrito ya terminado hice una búsqueda rápida por internet, Esritores.org, una página de toda la vida, presenta un listado: Agentes literarios – datos de contacto (España y Latinoamérica) tan bueno o malo como cualquier otro (si alguien conoce uno mejor, agradezco que lo compartan conmigo), y ahí que te pones a investigar páginas web.
Cosas fundamentales que hay que tener en cuenta a la hora de dirigirte a ellos: el género que has escrito y si el agente/editorial acepta manuscritos no solicitados. No tiene sentido que mandes un ensayo existencial a una editorial infantil, ¿verdad? Ni que escribas a personas que no están abiertas a recibir propuestas no solicitadas.
Prepárate una carta de presentación base que customizarás incluyendo elementos característicos de cada perfil al que te dirijas. Y que la suerte te acompañe.
Con este manuscrito he tenido la rara fortuna de recibir 3 ofertas editoriales, el probema es que las 3 pedían una colaboración económica por mi parte, además de retener mis derechos de autor, así que, según mi crieterio y mi experiencia, autopublicar resultaba mejor opción.
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La profecía de Gaia fue autopublicada en su primera edición en una versión completamente independiente que me gestioné yo sola: desde la portada hasta el ISBN, vamos, un máster en edición, y un problema, porque uno de los misterios de la venta de libros es su distribución, sin un distribuidor, los ejemplares no llegan a la librería física, y si te vas de librero en librero ofreciendo tu novela, se ofenden muchísimo cuando les dices que también la estás vendiendo por Amazon…
Aun así conseguí vender mis primeras 100 copias de la edición súper Indie de Gaia, y al buscar una nueva imprenta para obtener más copias, me topé con Caligrama Editorial un servicio de autopublicación creado por Peguin Random House, que ofrece un paquete compelto de edición: portada, corrección ortotipográfica y de estilo, informe editorial, diseño de portada, maquetación del interior, copias impresas, EPub y… ¡distribución en punto de venta físico!, en impresión bajo demanda, eso sí, pero no importa, es el nuevo modelo de impresión, que salva árboles, entre otras cosas.
Si publicas con una editorial con cierto recorrido, hoy en día no hace falta tener una tirada del manuscrito en papel, gracias a esto, las librerías tienen acceso a más títulos de los que se alojan en sus estanterías, y solicitan a servicios terceros la impresión de los ejemplares demandados.
Con Caligrama conservas tus derechos de autor, por supuesto que se quedan con un porcetaje bastante elevado de las ventas de cada ejemplar y que hay todo tipo de claúsulas draconianas, pero ofrecen un paquete bastante competitivo, con un producto final de calidad profesional, distribución nacional (y con Amazon internacional, aunque para publicar en Amazon lo puedes hacer tu sola).
La verdad es que con La Profecía de Gaia había quedado bastante contenta con ellos, pero en los 3-4 años que han pasado desde que la publiqué con ellos, Caligrama ha pegado un bajón importante. Yo he notado mucho menos cuidado y cariño en el trato personal con los agentes y, sobretodo, he sufrido un bajón en profesionalidad a la hora de trabajar con tu manuscrito. Aun así es de las mejores opciones que tenemos los autores independientes.
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Este libro representa un rito de pasaje a la madurez para mí, el abandono de mi vida post adolescente para dar paso a una existencia de adulto responsable, os aseguro que está siendo bastante complicado, porque a ser madre no se aprende por ciencia infusa, ni te invade una iluminación divina en el momento de parir, como a todo, a ser madre te acostumbras… y a todo se acostumbra una.
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Para comprar el libro en papel puedes encontrarlo aquí:
En EBook lo puedes comprar:
Satsang is a Sanskrit term derived from two roots: sat meaning "true’"and sangha meaning community, company or association. It can be translated as "associating with good people" or simply "being in the company of truth," and refers to the act of gathering with like-minded, uplifting people, especially those on a spiritual path.